· Buscar el origen de los problemas
Si las terapias y los medicamentos tradicionales no surten efecto y hay problemas como falta de atención, impulsividad e hiperactividad, conviene acudir a un psicólogo especializado en TDAH o a una asociación. Posponer este paso es alargar el sufrimiento.
· Buscar aficiones saludables
El cuerpo demasiado cargado de energía necesita quemar la que sobra. Busca aficiones saludables para estar activo como hacer footing, montañismo, trabajar en una ONG.
Sé sincero sobre tus problemas en el trabajo
No es necesario mencionar el TDAH, pero exponer los puntos débiles suele dar buenos resultados: “Tengo mala memoria”, “¿Me ayudas a recordar esto?”, “Soy movido, necesito levantarme a menudo” o “A veces soy impulsivo y no controlo lo que digo”.
· Ser consciente de lo positivo
La sociedad se enriquece con personas de diferentes cualidades y talentos. No hay que exigirse uniformidad, sino sentirse orgulloso de uno mismo. Por ejemplo, la enorme capacidad para el trabajo se puede aprovechar para montar una propia empresa.
· Observar la conducta del hijo
Como el TDAH es altamente genético, es probable que si tienes hijos, estos también lo sean. Los niños con TDAH son los alumnos más castigados de la clase. Pero con pautas específicas aprenden a comportarse y a rendir bien, lo que evita sufrimientos devastadores.
Información extraída de la revista “Psychologies” nº42